24 de septiembre de 2008

NO TE CONFORMES A ESTE SIGLO !





NO TE CONFORMES A ESTE SIGLO...


"Era domingo, una fría tarde de noviembre, corría el año 2017;
-¿Creéis en Dios? -dijo a sus dos hijos Nero y Nora mientras con cuidado los tres transplantaban el hermoso abeto que adornaría su piso por Navidad.
-¡Vaya pregunta papá!, pues no, claro que no creo en esas pamplinas... -contestó con altanería y seguridad Nero, el hijo pequeño.
-¿Y tú hija mía, crees en Él?
-Pues...
-¡¡¡¡Familia, a comer!!!!- gritó la abuela desde el comedor.
Todo quedó ahí, en una pregunta rotundamente contestada, y otra con respuesta en el aire... "


Corren malos tiempos, eso ya lo sabemos. Pero no somos conscientes desde cuándo está mal este mundo, hasta cuándo seremos capaces de sostener la situación, ni por qué razón somos tan profundamente infelices, ese vacío que llena nuestra alma, que nos lleva a continuos refugios de olvido, distracción y placer, ninguno de ellos permanente ni eterno.


Los personajes de esta historia vivían tiempos modernos, adelantados, tecnológicos, ateos, revolucionarios, tiempos anti-cristianos, tiempos de tinieblas, de delincuencia y manifestaciones diarias, tiempos de desenfrenada lujuria, tiempos de gran desempleo por causa de la propia tecnología avanzada, tiempos en los que Hollywood estaba obsoleto, tiempos de contaminación, de extinción de razas animales y de la flora, tiempos de miedo; La nueva era moderna por fin ya estaba asentada y vivían tiempos que declaraban que la tercera guerra mundial estaba penetrando poco a poco como niebla densa que envuelve, que ciega y que cala hasta los huesos...


Aunque, a su vez eran tiempos en los que, la gente seguía celebrando bodas en la iglesia, banquetes de comunión, seguían bautizando a sus bebés, los pocos que nacían ya... seguían usando frases que declaraban de un Dios, ya fuese para bien (gracias a Dios todo ha salido bien) o para mal (la culpa de toda esta desgracia es del maldito Dios). La gente seguía luciendo crucifijos y medallas de vírgenes; y ante un coche fúnebre aún quedaba alguna gente que se hacía la señal de la cruz. Todo el mundo celebraba los tiempos de Navidad, existían familias importantes y adineradas que aún bendecían la mesa antes de las comidas, y la gente seguía llendo a las iglesias, a pesar de que una vez salían de ellas a nadie decían, "yo creo en Jesús", pues serían rechazados por el mundo.


Para el año 2027 existían asociaciones de protección a las víctimas de terrorismo, tantas asociaciones como para reintegración de violadores, asesinos y ladrones. La gente se manifestaba en defensa de sus condiciones laborales, había grandes riñas que siempre terminaban con algunos heridos y grandes destrozos materiales y emocionales. Había asociaciones que te acogían y ayudaban a salir adelante fueras quien fueras: madre soltera, homosexual, animal abandonado, inmigrante ilegal, pobre desamparado, familia numerosa, o también asesino "arrepentido", pandillero armado, prostituta, empresario endeudado, drogadicto, alcohólico, sin estudios, deficiente, preso, estafador... da igual, bueno o malo, siempre encontrarían gente para comprenderlos, para ayudarlos, y era fantástico... Pero los cristianos estábamos muy mal vistos; sí, llegamos a ser para el mundo como una mala plaga, personas tradicionalistas y ancladas en el pasado, también conocidos como "miembros de sectas" o religiosos.


Todo esto pasó a los que se hacían llamar cristianos, porque se mezclaron de tal manera con el resto del mundo que ellos mismos apagaron la luz de Dios que brillaba desde sus corazones. Todos aquellos que iban a las iglesias a calentar sus bancos, o a mostrar su abrigo de pieles nuevo, o lo bien que le sentaban los años (y las cremas antiarrugas). Todos aquellos que predicaban cosas que incumplían en sus propias vidas; todos aquellos "cristianos" que no sabían que existió un Cristo, que murió por ellos para liberar sus almas de la eterna muerte, y darles la posibilidad de la eterna vida.


Por eso el mundo no creyó en ellos, por eso para el mundo eran unos religiosos sin Dios, y como consecuencia el mundo no quería saber nada de ese Dios...
Ya lo había dicho Jesucristo, que por sus frutos los conoceréis... Pero el mundo no vió frutos, sino unos religiosos de oscuras almas, ni rastro de amor...


"Una vez adornaron el árbol de navidad, el padre le insistió a Nora:
- Hija mía antes no me has contestado, ¿crees en Dios?
Tardando en su respuesta se sonrió y le dijo:

- Papá, creo que el ser humano es prepotente y avaricioso. Creo que el hombre se ha enfrentado constantemente y luchado y muerto en guerras por su orgullo, por su tiranía, pero sobre todo, por su incapacidad para amar... Y a pesar de que la raza humana no me ha enseñado qué es amar, ni que es el amor, yo creo en el amor, sé que existe ese amor, un amor puro, que lleva al pueblo a unirse, un amor desinteresado que llevará al mundo a un nuevo comienzo. Pero sé que ese amor no está en el hombre, sino que proviene de Dios, ese mismo Dios que nos soporta y es paciente; ese Dios que nos regaló la eternidad para estar en paz junto a Él. Creo en Dios papá, porque todo lo que el hombre está llegando a destruir Dios nos lo regaló con gracia y amor: los amigos, la descendencia, los animales, la naturaleza, los alimentos, el agua, el sol, la brisa, los mares, el cielo, el corazón, los sentimientos... La vida."


Si has leído todo lo que he escrito no te quedes indiferente. Ten por seguro que pronto, más pronto de lo que todos imaginamos se librará La Gran Batalla, una batalla que no será ni tuya ni mía, sino entre fuerzas mucho mayores que nosotros; y quiero decirte que si te consideras seguidor de Cristo, despiertes de tus aposentos y te pongas en primera línea, definiendo en qué bando estás, porque esa batalla ya tiene un vencedor, pero procura no quedarte fuera de ningún bando cuando todo comience, pues un combatiente jamás luchó solo, ni venció solo. Defínete, sitúate y ten paciencia... ese día llegará.


RESUMEN:

"En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres; Y la luz brilló entre las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron." (Juan 1:6,7)



"Ancho es el camino que lleva a la perdición, pero estrecho y angosto el que nos dirije a la vida eterna". (Jesús).


POR AINHOA

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